«Preguntando yo con la mayor solicitud, repetidas veces a muchísimas personas aventajadas en santidad y doctrina, de qué suerte se podrían discernir con seguridad las verdades de nuestra santa fe católica de las mentiras y engaños hereticales; porque deseaba tener a mano una como regla general de qué aprovecharme en cualquiera ocasión, para no confundir ni equivocar las unas con las otras; todas o casi todas las personas consultadas me respondieron siempre una misma cosa, y es: que cuando yo u otro cualquiera quisiese conocer los engaños de todos y de cada uno de los herejes para no caer en sus lazos y trampas, antes bien permanecer entero y sano en su católica creencia, debía con la ayuda de Dios: resguardar y fortalecer su fe, armándose con las dos autoridades incontrastables de los Libros canónicos y de la Tradición de la Iglesia católica».
San Vicente de Lerins, El Conmonitorio.